La situación de pobreza y pobreza extrema y los efectos de la pandemia COVID-19, son condiciones que favorecen el aumento del trabajo infantil en Guatemala, que antes de la pandemia afectaba a más de 500 mil niñas y niños en el área rural y urbana. En el área rural son empleados en actividades agrícolas y ganaderas, de igual manera, es donde más se concentra dicho fenómeno.
A nivel de las áreas urbanas, las y los menores son expuestos a largas e intensas jornadas de trabajo sin descanso en abarroterías, tiendas, coheterías, comercios, así como niñas en tortillerías, donde trabajan jornadas excesivas desde las cinco de la mañana hasta las nueve o diez de la noche, de lunes a domingo, y duermen en el mismo lugar, sin supervisión de un adulto y expuestos a riesgos de todo tipo. Reciben ingresos menores a los Q400.00 mensuales y sus derechos humanos son vulnerados.
La pandemia ha generado mayor desempleo en el país, y ha propiciado aumento sustancial de trabajo infantil, llevando consigo el abandono por parte de niñas y niños de su formación educativa. Además, de provocar mayor riesgo que se vulneren sus derechos humanos, y sin que el Estado de Guatemala haga esfuerzos importantes para su erradicación. Según el último informe presentado en conjunto por la OIT y UNICEF, en los últimos cuatro años aumentó el trabajo infantil en el mundo en 8.4 millones, además varios millones de niños y niñas debido al COVID-19, se encuentran en situación de alto riesgo.
CONGCOOP hace un llamado al gobierno actual para que asuma su responsabilidad política e impulse programas y políticas orientadas a la erradicación del trabajo infantil en todas sus formas, tales como: Protección social inclusiva que permita a las familias proseguir la escolaridad de sus hijos e hijas; aumento sustancial en el gasto de educación de calidad. El Estado debe velar por el cumplimiento de los derechos humanos de la niñez y adolescencia.
Guatemala, 12 de junio 2020
